Recuerdo una de mis ideas más remotas. El Zar es dos cosas a la vez: el jefe, y el padre espiritual de un millar de hombres. Atroz responsabilidad que sólo es ilusoria. Quizá no es responsable ante Dios, sino de unos pocos seres humanos que lo rodean. Si durante Su reinado los pobres del imperio son oprimidos, y si de ese reinado ocurren catástrofes inmensas; ¿quién sabe si el limpiabotas no es el verdadero y solo culpable? En los misterios que se esconden en la Profundidad, ¿quién es el verdadero rey, quién es Zar; quién puede ostentar de ser un mero sirviente?
Le Mendiant Ingrat (1898)