Presentaciones en directo
En este espacio dejaremos para la eternidad los fragmentos leídos, las músicas escuchadas y todo aquello que podamos recolectar de nuestras presentaciones en directo.
MÚSICA LEOÍDA: “VOLVER” – ESTRELLA MORENTE (MÚSICA ESCOGIDA PARA LA PRESENTACIÓN DE “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” – 29/3/2015)
Música LeoídaMÚSICA LEOÍDA: “PENÉLOPE” – JOAN MANUEL SERRAT (MÚSICA ESCOGIDA PARA LA PRESENTACIÓN DE “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” – 29/3/2015)
Música Leoída“WAKEFIELD” DE NATHANIEL HAWTHORNE – FRAGMENTO LEONADO: “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” – 29/3/2015)
Fragmentos LeonadosRecuerdo haber leído en alguna revista o periódico viejo la historia, relatada como verdadera, de un hombre -llamémoslo Wakefield- que abandonó a su mujer durante un largo tiempo. El hecho, expuesto así en abstracto, no es muy infrecuente, ni tampoco -sin una adecuada discriminación de las circunstancias- debe ser censurado por díscolo o absurdo. Sea como fuere, este, aunque lejos de ser el más grave, es tal vez el caso más extraño de delincuencia marital de que haya noticia. Y es, además, la más notable extravagancia de las que puedan encontrarse en la lista completa de las rarezas de los hombres. La pareja en cuestión vivía en Londres. El marido, bajo el
EL CLUB DE LOS LEONES PRESENTA: “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” DE NATHANIEL HAWTHORNE
Presentaciones en directoMÚSICA LEOÍDA: “GYMNOPEDIES” – ERIK SATIE (MÚSICA ESCOGIDA PARA LA PRESENTACIÓN DE “EL MITO DE SÍSIFO” – 28/2/2015)
Música LeoídaMÚSICA LEOÍDA: “LES FEUILLES MORTES” – YVES MONTAND (MÚSICA ESCOGIDA PARA LA PRESENTACIÓN DE “EL MITO DE SÍSIFO” – 28/2/2015)
Música Leoída“EL MITO DE SÍSIFO” DE ALBERT CAMUS – FRAGMENTO LEONADO: «EL MITO DE SÍSIFO» – 28/2/2015)
Fragmentos LeonadosEn el caso de éste, vemos solamente todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, empujarla y ayudarla a subir por una pendiente cien veces recomenzada; vemos el rostro crispado, la mejilla pegada contra la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de greda, un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de este prolongado esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, llega a la meta. Sísifo contempla entonces cómo la piedra rueda en unos instantes hacia ese mundo inferior del que habrá de volver a subirla a las cumbres. Y regresa al llano.