“WAKEFIELD” DE NATHANIEL HAWTHORNE – FRAGMENTO LEONADO: “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” – 29/3/2015)

Fragmentos Leonados

El Club de los Leones- Fragmento Leonado HawthorneRecuerdo haber leído en alguna revista o periódico viejo la historia, relatada como verdadera, de un hombre -llamémoslo Wakefield- que abandonó a su mujer durante un largo tiempo. El hecho, expuesto así en abstracto, no es muy infrecuente, ni tampoco -sin una adecuada discriminación de las circunstancias- debe ser censurado por díscolo o absurdo. Sea como fuere, este, aunque lejos de ser el más grave, es tal vez el caso más extraño de delincuencia marital de que haya noticia. Y es, además, la más notable extravagancia de las que puedan encontrarse en la lista completa de las rarezas de los hombres. La pareja en cuestión vivía en Londres. El marido, bajo el

EL CLUB DE LOS LEONES PRESENTA: “WAKEFIELD: ¡QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA!” DE NATHANIEL HAWTHORNE

Presentaciones en directo
El Club de los Leones- Fragmento Leonado Hawthorne
Queridos todos:
Un mes más y una vez más, tenemos el placer de invitaros a la quinta edición facsímil de nuestro Club de los Leones. Nuestro no de nosotros dos; sino nuestro de todos vosotros junto con los que suscriben. Bueno, dejamos el nuestreo y el vuestreo para ir al grano.
El próximo domingo 29 de Marzo ( domingo como homenaje y respuesta a la petición de nuestros amigos de Pasajes Librería Internacional), presentamos: Wakefield «Que veinte años no es nada» de Nathaniel Hawthorne
Y en esta ocasión no será león del mes, sino leona: Denise Perdikidis  nos acompañará esa tarde de domingo.

“EL MITO DE SÍSIFO” DE ALBERT CAMUS – FRAGMENTO LEONADO: «EL MITO DE SÍSIFO» – 28/2/2015)

Fragmentos Leonados

El Club de los Leones- Fragmento Leonado CamusFragmento 1 (p. 157)

En el caso de éste, vemos solamente todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, empujarla y ayudarla a subir por una pendiente cien veces recomenzada; vemos el rostro crispado, la mejilla pegada contra la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de greda, un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de este prolongado esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, llega a la meta. Sísifo contempla entonces cómo la piedra rueda en unos instantes hacia ese mundo inferior del que habrá de volver a subirla a las cumbres. Y regresa al llano.